Asignatura



Un especial de américa TV señaló que en el 2009, el 49,9% de los porteños estaba solo.







Esta tendencia ascendente no es local sino que en Europa, para ser mas precisa en el Reino Unido, en el 2003, según el diario The Guardian, un 30% de los hogares eran unipersonales.



Consecuente con mi autoestima, baja como mi estatura, pensé: hasta la originalidad me abandona. Tanda comercial.


Volviendo sobre lo mismo y sin dejar de lado la estadística, la presentadora comentó al pasar:


-...al parecer, la sensación de amor eterno, tan linda por cierto, que experimentamos cuando nos enamoramos, sólo dura seis meses.-

-¿Seis meses?-

Sí, seis meses.

...Semestral nomas, repetí haciendo de mi cabeza una matriz FODA:...lo malo es que en tan poco tiempo uno no llega a abarcar todo el contenido de la materia.



Lo bueno: se puede recursar toda la vida.














Las palabras que no digo



-¿Olga...?

-Sí, decime, te escucho-

-Olga...te odio. Te odio con ese odio que mas que odio es envidia. Envidio y odio cada una de tus palabras y donde están colocadas, encajadas, como si no hubiese otro lugar mas que ese. En fin, nada, eso, que odio tu poesía y nada, que de todos los poemas que odio, este es uno de mis preferidos:

...Es este aquel que amabas.
A este rostro falaz que burla su modelo en la leyenda,
a estos ojos innobles que miden la ventaja de haber volcado a ciegas tu destino,
a estas manos mezquinas que apuestan a pura tierra su ganancia,
consagraste los años del pesar y de la espera.
Ésta es la imagen real que provocó los bellos espejismos de la ausencia:corredores sedosos encandilados por la repetición del eco,
por las sucesivas efigies del error;
desvanes hasta el cielo, subsuelos hacia el recuperado paraíso,
cuartos a la deriva, cuartos como de plumas y diamante
en los que te probabas cada noche los soles y las lluvias de tu siempre jamás,
mientras él sonreía, extrañamente inmóvil, absorto en el abrazo de la perduración.
Él estaba en lo alto de cualquier escalera,
él salía por todas las ventanas para el vuelo nupcial,
él te llamaba por tu verdadero nombre.
Construcciones en vilo,
sostenidas apenas por el temblor de un beso en la memoria,
por esas vibraciones con que vuelve un adiós;
cárceles de la dicha, cárceles insensatas que el mismo Piranesi envidiaría.
Basta un soplo de arena, un encuentro de lazos desatados,una palabra fría como la lija y la sospecha,
y esa urdimbre de lámpara y vapor se desmorona con un crujido de alas,
se disuelve como templo de miel, como pirámide de nieve.
Dulzuras para moscas, ruinas para el enjambre de la profanación.
Querrías incendiar los fantasiosos depósitos de ayer,romper las maquinarias con que fraguó el recuerdo las trampas para hoy,
el inútil y pérfido disfraz para mañana.
O querrías más bien no haber mirado nunca el alevoso rostro,
no haber visto jamás al que no fue.
Porque sabes que al final de los últimos fulgores, de las últimas nieblas,
habrá de desplegarse, voraz como una plaga, otra vez todavía,
la inevitable cinta de toda tu existencia.
Él pasará otra vez en esa ráfaga de veloces visiones, de días migratorios;
él, con su rostro de antaño, con tu historia inconclusa,
con el amor saqueado bajo la insoportable piel de la mentira, bajo esta quemadura.


El retoque final

Olga Orozco

De: Cantos a Berenice, 1977